¿Es la adecuada? Como saber si tu terapeuta y tú hacéis "match"
- Ali Iñiguez
- 25 ene
- 4 Min. de lectura
No es extraño encontrarse con personas que, a pesar de ser conscientes de que tienes dificultades o necesidad de acompañamiento en momentos críticos, como en un duelo, rehúsan asistir a terapia por malas experiencias pasadas.
Lo cierto es que la relación entre el cliente y su terapeuta es uno de los factores que más influyen en el éxito de la terapia. Sin embargo, a veces es difícil saber qué esperar del profesional, qué actitudes son aceptables o no y, cuando no nos sentimos cómodos, distinguir si es normal en el proceso o si algo está fallando. (Continua...)

¿Cómo escojo a mi terapeuta y qué terapia es mejor?
Actualmente, la mayor parte de los terapeutas apostamos por un enfoque ecléctico, es decir, no nos limitamos al uso de una vertiente (conductual, sistémica, psicoanalítica...), sino que escogemos las técnicas en función del problema, el cliente y el contexto. No obstante, varios estudios muestran que todas las terapias se muestras efectivas y que la alianza terapéutica (relación entre el terapeuta y el cliente) es un factor de mucho más peso en la mejora. En este sentido, podemos seguir algunas consideraciones a la hora de escoger a nuestro profesional:
Cercanía cultural: la cultura influye enormemente en la concepción de lo que es o no saludable o adaptativo, en la forma de expresarse y en las convenciones. Por este motivo, buscar un terapeuta de tu misma cultura, o con gran comprensión de esta, aumenta las posibilidades del éxito en la relación terapéutica.
Formación específica: algunos problemas, requieren una formación muy específica. Por eso, si ya cuentas con un diagnóstico o has localizado las áreas que necesitas cambiar, te animamos a buscar un terapeuta con experiencia o formación en ese ámbito.
Adecuación del precio: la terapia no es milagrosa. No vas a solucionar tus problemas en una o dos sesiones, requiere continuidad. Por eso, es importante que, cuando comiences terapia, escojas un profesional cuyos precios se adecuen a tu economía y una frecuencia de sesiones que puedas asumir, tanto en términos de tiempo como de dinero.
Modalidad de terapia: no a todo el mundo le va bien la terapia online, o al contrario, desplazarse para hacerla presencial. De igual modo, no a tod@s les funciona las sesiones individuales, en las que pueden sentirse intimidados, o al contrario, las grupales, sobre todo cuando hay un componente de ansiedad social. Es importante que la modalidad de terapia que escojas se adecue a tu personalidad.
En Psyconic, tenemos un enfoque ecléctico, priorizando el uso de las terapias de tercera generación por el apoyo empírico con el que cuentan, estamos especializados en gestión emocional y neurodivergenia y las profesionales actuales nos enmarcamos en la cultura occidental europea.
No obstante, priorizamos la conexión con el cliente, y aceptamos clientes de todo tipo haciendo nuestro mayor esfuerzo por formarnos en su problemática y su cultura si esta no nos es muy familiar. Tampoco dudamos en ser honestas y derivar si la problemática excede nuestras capacidades o si observamos que la alianza terapéutica no va a ser posible o saludable.
En cuanto a los precios, procuramos ajustarlos al máximo porque entendemos el crecimiento personal y la salud mental como una forma de activismo social, y ofrecemos planes con descuento y sesiones grupales para facilitar el acceso a las personas más vulnerables económicamente.
¿Cuánto tiempo debe durar la terapia?
El proceso terapéutico puede ser más o menos largo en función de distintos factores (tipo de problema, grado de implicación del cliente, grado de expertía del terapeuta...).
La mejora no es siempre evidente y son frecuentes los "altibajos". Todo esto es parte del proceso, no obstante, hay algunas referencias generales que podemos considerar:
Aunque algunos problemas, por su cronicidad, requieren de un acompañamiento a largo plazo, incluso permanente, normalmente debe comenzar a percibirse una mejora, como tarde, en la sesión 12 y la duración no debería superar las 21 sesiones antes de pasar a la fase de mantenimiento.
No obstante, el enfoque de algunos modelos de terapia, como el psicoanálisis, sobre todo cuando esta se entiende como un complemento vital (igual que el deporte) y no tanto como vía para solucionar un problema concreto, pueden diferir en estos criterios y alargarse.
En Psyconic, establecemos la duración ideal de la terapia en función del objetivo del cliente. Por ejemplo, procuramos encaminar los problemas emocionales en 14 sesiones, mientras que si el cliente busca un acompañamiento más largo, ya sea porque su condición es permanente, como en el caso de las neurodivergencias, o para mantener su salud mental y prevenir la aparición de problemas, como en el caso del autocuidado de terapeutas o cuidadores de familiares, estamos abiertas a que la duración sea indeterminada. Es importante que expreses con claridad tus objetivos al comenzar la terapia y que nos solicites modificar los términos propuestos si no consideras que se ajusten a tus necesidades.
¿Cómo sé si hemos establecido una buena relación terapéutica?
Esto no es demasiado diferente a cómo funcionan las relaciones personales. Cuando conoces a alguien, normalmente no te es difícil percibir si te trasmite confianza, te hace sentir cómod@ y si compartís valores.
Todo esto es aplicable con tu terapeuta, no obstante, te aconsejamos a que esperes a la tercera sesión para tomar tu decisión, ya que en las primeras sesiones el nerviosismo, el proceso de conocerse y la evaluación inicial, que no deja mucho tiempo al cliente para desahogarse ni al terapeuta para intervenir, pueden distorsionar todas estas sensaciones.
¿Qué Red flags me alertan de que el terapeuta no está haciendo bien su trabajo?
Todo terapeuta debe seguir un código deontológico general y unos código morales. Estas son algunas de las señales de alerta que no deberías ignorar:
Me siento constantemente juzgad@ sin que esto responda a una intención terapéutica.
Mi terapeuta me dice explícitamente lo que debo hacer e intenta dirigir mi vida.
Mi terapeuta no respeta mi intimidad (por ejemplo, revelando información concreta a familiares o a la pareja sin permiso del cliente).
Mi terapeuta no me escucha.
Mi terapeuta excede los limites profesionales intentando intimar conmigo o tener relación amistosa fuera del contexto terapéutico (no aceptable en la cultura occidental).
Mi terapeuta intenta constante y descaradamente venderme otros productos o más sesiones.
Está claro que las terapeutas también somos humanas y podemos cometer errores. No obstante, si esto se convierte en actitudes constantes, es motivo para preocuparse y plantearse un cambio de terapeuta. Además, es importante tener la confianza para plantear a nuestro profesional aquello que no nos guste o no terminemos de entender.
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